Tu piel es seca: si se muestra tirante, opaca, áspera y quebradiza. Además, los poros son diminutos presentando incluso descamaciones por el desequilibrio entre la cantidad de agua y la escasa producción de lípidos (causa fundamental de la sequedad en la piel).
Tu piel es grasa: si tiene brillo y un tacto aceitoso, poros dilatados, granitos y/o puntos negros. Además, especialmente en las aletas de la nariz, observarás una textura resbaladiza o áspera.
Tu piel es sensible: si presenta rojeces, irritaciones, tirantez o picor. Además, puede haber factores externos que lo agrave como problemas psicológicos como el estrés y las emociones, una disminución de la hidratación epidérmica y enfermedades cutáneas como la dermatitis atópica, acné, psoriasis, rosácea, dermatitis seborreica y vitíligo.
Tu piel es normal: si tiene los poros pequeños y cerrados, sin imperfecciones (es una piel hidratada con un equilibrio adecuado entre grasa y agua). Desafortunadamente suponen una minoría pero si eres uno de esas afortunados, recuerda cuidarla como se merece para evitar posibles futuros desequilibrios.
Tu piel es mixta: si presenta zonas de piel seca y grasa, especialmente si esta última se concentra en la frente, nariz y barbilla (zona T). Además, esta zona suele presentar poros dilatados mientras en las mejillas la piel tiene tendencia a mostrarse seca y sensible, incluso pudiendo aparecer rojeces (es el tipo de piel más común).
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Actualizado: 19 oct 2021
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